![]() Autonomía y responsabilidad
Desde
que el niño nace se produce un proceso progresivo de búsqueda
de autonomía por parte del niño.
El niño cuando crece empieza a buscar su propia autonomía y los
padres le ayudan en esa búsqueda, en ocasiones sin ser muy
conscientes de ello. Cuando ayudamos a nuestros hijos a andar o a
decir sus primeras palabras, estamos fomentando su autonomía ya
que les estamos ayudando a ampliar su capacidad de actuación y a
valerse por sí mismos.
Poco a poco les
animaremos a que tomen sus propias decisiones
y les permitiremos
que se equivoquen
para que aprendan de sus propios errores.
Es
fundamental enseñarles a responsabilizarse de sus actuaciones y
de sus decisiones.
Cuando
el niño llega a la
adolescencia se produce una ruptura de la dependencia psicológica
de los hijos respecto a sus padres.
Es muy importante que nuestros hijos lleguen a esta etapa con
cierto desarrollo de su autonomía y con una idea clara de que han
de responsabilizarse de sus actos y decisiones, si no es así
podemos crear a jóvenes inmaduros e inseguros, incapaces de
enfrentarse a los problemas.
Hay
muchas decisiones que tomamos por nuestros hijos y que
perfectamente podrían tomarlas ellos, desde elegir la ropa que se
van a poner a negociar el reparto de algunas tareas del hogar con
sus hermanos.
Obviamente
todas las decisiones
han de estar supervisadas por los padres,
cuando creamos que cometen alguna equivocación debemos
aconsejarles y explicarles las posibles consecuencias de sus
decisiones pero no debemos imponerles las nuestras.
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